KURONEKO (1968)

Sinopsis: Dos mujeres son violadas y asesinadas por soldados samuráis. Pronto reaparecen como fantasmas vengativos que seducen y asesinan brutalmente a los samuráis que pasan.

Dirección Kaneto Shindô | Guión Kaneto Shindô

Reparto principal Kichiemon Nakamura,Nobuko Otowa,Kei Satô

La paz del estío se ve interrumpida por un numeroso grupo de soldados, más semejantes a alimañas del bosque que a hombres.

Asaltan la choza de dos campesinas, las fuerzan y sacian su apetito con todo lo que la vista y la carne alcanza a tomar. La casa sahuma y arde. Se convierte en brasa que envuelve dos cuerpos cenicientos.

Se presenta un maullido lastimoso y detrás, la silueta de un gato negro. Se mezcla entre los cuerpos grises de las mujeres asesinadas y bebe la sangre de sus gargantas. En ese acto se sella un destino de maldiciones mudas.

Kaneto Shindô entrama el exacto revés de la honorabilidad de los samurai de Akira Kurosawa, desde esta primer escena del film hasta la cita de la Puerta de Rashomon, donde acechan fantasmas de venganza.

La película es un hechizo cuya receta se desenvuelve por tramos pausados, como en un pergamino de leyenda que se desplegara en imágenes con principio y fin preestablecidos por una fuerza superior a toda figura humana. Una secuencia de actos coreografiados por un titiritero invisible avanza en un arrebato vampírico contra toda dignidad. El hambre tiene la forma de un gato negro que ocupa toda la pantalla y lleva adelante la venganza de la servidumbre sobre los opresores.

Así como en su vida estas campesinas eran para los señores feudales mucho menos que personas, sus figuras pálidas son tomadas en esta segunda vida como marionetas de la oscuridad, presas de otra forma de servidumbre pautada por el hambre: la prostitución y la complacencia del deseo.

La negrura de un gato grande como la noche completa los vacíos del bosque de bambú, como una manifestación de la naturaleza que se opone a la ley de los hombres. Cada samurai que atraviesa el bosque en la noche es seducido y guiado a una casa, donde bebe hasta ser bebido por las mujeres-fantasma.

Las yōkai dicen saciar su sed de venganza sólo con sangre de samurai.

La trama se anuda en el punto en que, quien fuera hijo y esposo de las mujeres asesinadas, retorna a casa después de la guerra, también en su segunda vida: ahora es un samurai.

El hombre añora el cuerpo de su esposa y las atenciones de una madre, ¿pero son ellas quienes se presentan ante él? Y el salvaje guerrero revestido ahora de seda ¿es culpable de ensanchar el hambre del gato-demonio al que ellas están prometidas?

Leave a Comment